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55 Entonces dijo Jesús a aquel tropel de gente:

— ¿Por qué habéis venido a arrestarme con espadas y garrotes, como si yo fuera un ladrón? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me habéis arrestado. 56 Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que escribieron los profetas.

Y en aquel momento, todos los discípulos de Jesús lo abandonaron y huyeron.

Jesús ante el Consejo Supremo (Mc 14,53-65; Lc 22,54-55.63-71; Jn 18,12-14.19-24)

57 Los que habían apresado a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se hallaban reunidos los maestros de la ley y los ancianos.

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